Un cuento sobre la diversidad y la alegría. La Nueva España
Elena Fernández-Pello. La pedagoga Marta Pastur, ovetense, de 27 años, se mudó a Copenhague en 2018 y emprendió una aventura vital y empresarial que aún no ha acabado. Se fue a hacer prácticas, luego dio clases particulares a hijos de familias españolas; su proyecto siguió creciendo y abrió una academia, “Pollitos”, en la que más de un centenar de niños se forman en la lengua de sus padres, manteniendo el vínculo con la cultura española. Durante toda esa epopeya, además de su entusiasmo y su arrojo, la ha acompañado la literatura. Marta Pastur escribe desde niña, alentada sobre todo por su abuelo, y lo ha seguido haciendo en Dinamarca. El resultado de esa segunda vocación es “Victoria sin cuerno”, un relato para el público infantil inspirado y dedicado a su hermana Victoria, que tiene síndrome de Down. Es un libro, explica Pastur, que habla de afrontar la discapacidad “con una mirada feliz” y en el que la protagonista, una rinoceronte que no tiene cuerno, “es un personaje fuerte y valorado”.