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(La Coruña, 1851 – Madrid, 1921)

Fue una de las figuras más brillantes e influyentes de la literatura española del siglo XIX. Escritora, ensayista, crítica y pionera del pensamiento feminista, su voz se alzó con fuerza en una época en la que las mujeres apenas tenían espacio en los círculos intelectuales.

Hija de una familia noble y culta, creció rodeada de libros y de un ambiente propicio para el aprendizaje. A los nueve años ya escribía versos y, con apenas quince, redactó su primer cuento. En 1868 contrajo matrimonio con José Quiroga, un estudiante de Derecho, con quien mantuvo una relación marcada por la distancia y los desacuerdos ideológicos, pero también por el respeto a su independencia intelectual.

Su participación en tertulias y revistas literarias la llevó a descubrir las nuevas corrientes del pensamiento europeo: el krausismo, el positivismo y el naturalismo francés. Fascinada por Émile Zola, introdujo el naturalismo en España con un enfoque propio, más moral y espiritual. Obras como La tribuna (1883), Los pazos de Ulloa (1886) o La madre naturaleza (1887) retratan con maestría la sociedad gallega, las tensiones de clase y la condición femenina, combinando crudeza y sensibilidad.

Incansable divulgadora, dirigió revistas, escribió cientos de artículos y ensayos, impartió conferencias y fue nombrada Condesa de Pardo Bazán. A pesar del rechazo de las instituciones académicas por su condición de mujer, su prestigio intelectual fue indiscutible.

También cultivó la narrativa breve, el teatro y el ensayo, y viajó por Europa documentando sus experiencias con una mirada aguda y moderna.

Emilia Pardo Bazán murió el 12 de mayo de 1921 a causa de complicaciones derivadas de la diabetes. Su entierro en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid fue seguido con admiración y respeto por todo el país. Su obra, vasta y lúcida, continúa siendo una referencia esencial para entender la literatura, el pensamiento y el papel de la mujer en la España moderna.