Os entrego un álbum de fotos hechas con palabras, donde los linajes se trenzas y los recuerdos van dando forma a una mirada nueva desde el presente.

Mis abuelas y sus casas la cabina telefónica y los helados de leche merengada, los laberintos y el camino de regreso… todo lo que desapareció entre la memoria, se me aparece ahora con la nitidez que les faltó en su tiempo. Y yo quiero regalaróslo, los veranos largos y asfixiantes y los inviernos oscuros, las calles anchas y los corrales de juegos. Junto a ello, las voces y vocablos que necesito para que me oigáis. Cingalas, criícas, morrudas y arrope pronunciadas cingalas,  criícas, morrudas y arrope porque no pueden ser dichas de otra manera.
Os doy polvo y penumbra para que desde ese refugio, miréis el cierzo, la niebla y la arcilla, notéis su tacto y os atraviese su aroma. Estaréis así en esa linde entre la nostalgia y el deseo, un tiempo en el que la tierra callaba para dejarnos leer en ella y mirarla sin ruido.

Nerea Aguado Alonso