Emilia Pardo Bazán (1851-1921), destacada escritora nacida en La Coruña, España, dejó una marca imborrable en la literatura hispana, con su profundo compromiso intelectual y su gran influencia en la escena literaria y social de su época.
Criada en un hogar cultivado, desde una temprana edad surge su pasión por la lectura y la escritura. A los nueve años, ya componía versos, ya los quince, escribiría su primer cuento. A pesar de las dificultades de su época, se casó a los dieciséis años con José Quiroga, un estudiante de Derecho, y se embarcó en un matrimonio que duraría hasta su muerte.
Durante su vida, Pardo Bazán destacó como novelista, poeta y ensayista. Su participación en los círculos intelectuales de la época la llevó a descubrir el krausismo y las obras de grandes autores europeos. Su literatura refleja influencias naturalistas y realistas, abordando temas sociales y emocionales de manera provocadora.
Su novela La Tribuna (1883) y obras posteriores como Los pazos de Ulloa (1886) y La madre naturaleza (1887) se enmarcan en la corriente naturalista, aunque también exploró otras corrientes literarias, como el realismo y el idealismo. Fundó revistas literarias y desafió las normas sociales al ser nombrada Condesa de Pardo Bazán y recibir reconocimientos de la Iglesia y la Universidad.
Además de su labor como escritora, Pardo Bazán también incursionó en la dramaturgia y dejó un legado de cuentos y ensayos en diversos temas. Viajera incansable, plasmó sus vivencias en libros y artículos.
El 12 de mayo de 1921, la autora falleció debió a complicaciones con la diabetes que padecía. Su legado perdura en su vasta obra literaria y su papel predominante en la sociedad y la cultura de su tiempo. Su entierro en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid fue ampliamente comentado en la prensa, reafirmando su estatus como una de las figuras literarias más destacadas de su época.