«Fe es aquello que nos permite creer en cosas que sabemos que no son ciertas».
Bram Stoker, nació el 8 de noviembre de 1847 en Dublín, Irlanda, y falleció el 20 de abril de 1912 en Londres. Fue un novelista irlandés que dejó una huella indeleble en la literatura de terror, especialmente con su obra más célebre, Drácula, publicada en 1897, que se ha convertido en un clásico y una de las obras más influyentes dentro de este género literario.
A pesar de enfrentar desafíos de salud en su niñez, incluyendo una parálisis que le impidió hasta los siete años, Stoker demostró una notable determinación y capacidad para caminar en su vida académica. En la Universidad de Dublín, destacó como atleta y futbolista, además de graduarse con excelencia en matemáticas. También asumió el cargo de presidente de la Sociedad Filosófica durante su tiempo en la universidad.
Desde 1867 hasta 1877, Stoker trabajó como funcionario público en Dublín. Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue el teatro, posiblemente influenciado por su padre. Durante este período, comenzó a escribir crítica teatral para The Evening Mail, aunque no recibió compensación económica por su trabajo.
En 1878, Stoker conoció a su ídolo, el famoso actor inglés Henry Irving, lo que marcó un punto crucial en su vida. Esta reunión dio lugar a una estrecha amistad y Stoker se convirtió en representante y secretario personal de Irving. Durante los siguientes 27 años, Stoker se tomó de la correspondencia de Irving, lo acompañó en sus extensas giras teatrales y estuvo a su lado en el momento de su fallecimiento. Juntos, dirigieron el prestigioso Lyceum Theatre de Londres. Sus experiencias compartidas se inmortalizaron en su libro Recuerdos personales de Henry Irving (1906).
A lo largo de su carrera, Bram Stoker escribió numerosas novelas y relatos cortos, incluyendo obras como El paso de la serpiente (1890), El misterio del mar (1902), La joya de las siete estrellas (1904). ) y La dama de la mortaja (1909). Además, Stoker publicó un interesante libro titulado Impostores famosos, en el cual sostenía teorías poco convencionales, como la controvertida idea de que la reina Isabel I de Inglaterra era, en realidad, un hombre disfrazado.
Bram Stoker fue un prolífico cuentista, textos como Bajo el crepúsculo (1882), La casa del juez (1891), El hombro de Shasta (1895), El invitado de Drácula (1897), La señorita Betty (1898), Chin Music (1899), El Hombre (1905), La señora Athlyne (1908), La guarida del gusano blanco (1911).