«Un momento, por favor. Hablemos de Virginia Woolf, a quien, con el paso del tiempo y sus prisas por hacer que todo parezca antiguo, nadie teme, en respuesta a la popular pregunta de Edward Albee. Nadie teme a Virginia Woolf, como tampoco los niños, hoy en día, se asustan ante el Lobo Feroz.
La señora Woolf, que enseguida nos avisa de que «uno tiende a olvidar la vida», decidió perderse definitivamente en las aguas el río Ouse, a su paso por Sussex, un 28 de marzo de 1941. Aquella tarde cargó con piedras —ya sabemos con qué intención— los bolsillos de su abrigo y allá que se fue con el deseo de esfumarse, de olvidar y ser recordada. Parece que quisiera competir con su personaje Septimus Warren Smith (Mrs. Dalloway), solo que éste eligió el mortal y exorbitante vacío que se abre al otro lado de una ventana».